Merodeando[Libre]

"Tic, toc, tic, toc". El tiempo pasaba y yo seguía sentada en las escaleras, con la mirada clavada en una alumna que no paraba de mirarme de reojo, debía de ser de 1º, pues mucho más no aparentaba. Me levanté de un salto y le guiñé un ojo a la joven, la cual desvió la mirada nerviosa. Esbocé una sonrisa y musité unas palabras que por mi propio bien era mejor que nadie las oyera.

Salí del Vestíbulo y fui a las Mazmorras vigilando que nadie me siguiera, tenía ganas de estar un rato a solas sin tanta gente paseando por ahí.

Una vez allí, me dirigí a la única aula que había, que debía de estar abandonada porque estaban todos los pupitres llenos de polvo. Caminé lentamente por ella mirando a todos lados, era bastante extraña pero al fin y al cabo eso me daba igual;me senté en la silla que debía ser del profesor, y cogí un libro que había en un cajón. Me acomodé y coloqué las piernas sobre la mesa, acto seguido abrí el libro y le eché una ojeada; levanté una ceja, no entendía nada y a penas había imágenes.
Lo devolví a su sitio, ahí estaba mejor, y me recosté contra la silla, cerré los ojos y me sumergí en mis pensamientos de niña pequeña.

¡JA! ¿Qué era mejor que tocar la guitarra luego de molestar a alguien? ¡NADA! Y yo lo sabía perfectamente. Disfrutaba demasiado de la desgracia ajena. Y allí me encontraba, escapando de ese profesor que tanto me fastidiaba. Corría por los pasillos, soltando grandes carcajadas de emoción. Mis tardes era de ese modo, ya estaba muy acostumbrada. Estaba sola, por lo que era mucho más fácil escabullirme sin ser descubierta.
Decidí, luego de aflojar mi velocidad, pasar por mi habitación por mi instrumento musical favorito. La Sala Común estaba demasiado vacía, lo que me daba más ventajas. Algunas serpientes prefectas "Responsables" me molestaban preguntando: "¿En dónde has estado? ¿De qué escapas?" Aquello me enojaba de verdad ¿Quiénes se pensaban que eran? ¿Mi madre? ¡NO! En esas ocasiones siempre las mandaban a su lugar y me marchaba, dejandolas la palabra en la boca.
Las mazmorras no eran nada frías ni tampoco escalofriantes, por lo que no me asustaban en lo más minimo. Con la guitarra colgando sobre mi hombro derecho y el mini-amplificador sujeto de mi cinturón, nada me podría asustar. Caminé sin rumbo entre los pasillos. Estaba demasiado aburrida, tenía que entretenerme.

- ¡I love playing with fire! - comencé a tararear la canción de Joan Jett cuando estaba en The Runaways. Aquella cantante era mi verdadero modelo a seguir. Me sabía todas sus canciones.

Entré a un aula que me llamó la atención. Estaba vacía, lo que me resultaría más fácil ya que me escondería y tocaría sin interrupción. Cerré los ojos antes de darle la espalda a la puerta. Giré sobre mis propios talones, tocando las cuerdas y cantando la misma oración. Cuando enfoqué la mirada en el aula vacía, mi corazón casi da un vuelco. Una chica rubia me observaba desde el escritorio del profesor.

- ¡Mierda! ¿Qué haces aquí? - inquirí con puro odio.